Ministerios... que misterio!!!
Todo estadista que se precie de serlo (o querer serlo), debe ofrecer, prometer y comprometerse con la tarea de reducir el tamaño del Estado que recibe, es decir, eliminar ministerios públicos; y esto sin importar la tendencia ideológica que asome. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no se queda atrás y hace algunos años, en los primeros meses de su “extenso” período de gobierno, divulgo como una de sus metas –precisamente- la reducción de algunos polémicos entes públicos. (Chávez está en su segundo mandato, pero primero bajo la actual Constitución, que al final suman casi siete años al frente del poder. De allí lo de “extenso” período).
Sin embargo, lo difícil para ese mismo estadista es hacer realidad la tan frecuente promesa (ya sea electoral, electorera o de gobierno) y mucho más difícil –rayando en lo imposible- no caer en la tentación de crear un nuevo, necesarísimo e importantísimo ministerio. Chávez tampoco se quedó atrás.
En su dominical programa “Aló, Presidente” de este 12 de septiembre, anunció la creación del Ministerio para la Economía Popular y el Ministerio de la Alimentación, además de unos enroques entre algunos (los mismos) miembros de su “revolución” en ciertos cargos públicos. Hasta aquí nada espectacular ni de otro mundo, salvo por los grandes misterios qué generan esta nueva estrategia gubernamental.
1er misterio: Si los ministerios es una forma de dividir administrativamente las tareas del Estado, para trabajar eficientemente en la búsqueda del bien común, ¿por qué enfocar su creación sobre la base de cubrir necesidades, de la existencia de problemas y no trabajar en su solución sin burocratizarlos? Me explico:
Todo individuo tiene como necesidades elementales la educación, la salud, el trabajo. Una vez satisfechas éstas podrá acceder a otras como la vivienda, el transporte, la diversión, el turismo, etc., todas ellas –por supuesto- en un entorno de justicia, de seguridad y de estabilidad económica. Si nos percatamos, cada necesidad tiene un ministerio, algunas con el mismo nombre y otras con uno semejante. El “administrador” designado del sector (léase ministro) tiene la tarea de generar un ambiente favorable para que esa “necesidad” sea satisfecha por los individuos sin mayor requisito que su propio trabajo, y velar para que todos los actores involucrados se apeguen a las leyes.
Si partimos del punto de vista de cubrir necesidades (o sea, papá Estado), entonces deberían crearse un Ministerio del Desempleo, un Ministerio de la Violencia Doméstica, un Ministerio de la Inseguridad Personal y pare usted de contar. En otras palabras, se están institucionalizando los problemas de la sociedad.
2do misterio: En el caso del Ministerio de la Economía Popular, el gobierno venezolano se propone promover el cooperativismo como "línea estratégica fundamental de la organización comunitaria para la producción", que caracterizará "el nuevo modelo social para la justicia", dirigido a los sectores populares. Nadie dice que el cooperativismo sea negativo y creo que nadie se puede atrever a negar que es una loable forma de búsqueda de utilidad común entre sus socios. Salvo un pequeño detalle: estamos en el siglo XXI.
Aunque algunos no lo quieran admitir, estamos en una sociedad globalizada, en una era en la que el conocimiento es uno de los activos más valiosos para cualquier nación que quiera estar a la par con el progreso, la modernidad, la tecnología, y que quiera disfrutar de sus bondades. Afortunadamente, en Venezuela hay un ministerio para la Ciencia y la Tecnología que, a nuestro parecer, debería recibir un enorme apoyo estatal aprovechando la coyuntura de altos precios del petróleo. Como decía Arturo Uslar Pietri: “sembrar el petróleo”.
Qué ejemplo para el mundo sería contar con nuevas tecnologías “made in Venezuela”, o inclusive la formación de cooperativas para el desarrollo tecnológico, más que la simple agrupación de individuos que a la larga sólo sean miembros de la economía informal con una personería jurídica “popular”.
3er misterio: ¿Por qué el Estado quiere seguir siendo “papá Estado” y quiere que la sociedad se acostumbre a ser “hijito de papá”? Chávez no oculta su diatriba de satanización del neoliberalismo e incluye en él a un sector del empresariado pero, ¿por qué excluirlos de la administración de algún sector del aparato estatal? Algo deben saber, alguna experticia deben tener y estudios, seguro que deben tener.
Si por los resultados oficiales del referéndum hay Chávez hasta el final de este período presidencial (hasta que no se pruebe lo contrario), ya es hora de que la sociedad venezolana no siga dividida, que todos trabajen hacia un objetivo común de país y no por una arenga revolucionaria y excluyente. La facilitación de este proceso le corresponde al gobierno, pero en el papel de uno más de esta sociedad y no como un todopoderoso, pues ese “poder” es pasajero hasta que el pueblo lo permita.
Por último, y este no es ningún misterio, las instituciones deben desempeñar una función de interés público y no de interés político. Para el ciudadano común, ministerio es sinónimo de burocracia, papeleo, enredo, ineficiencia… y eso tampoco es un misterio.
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