martes, 29 de noviembre de 2011

Un camino de espinas

Hay quienes afirman que la lectura debe ser estrictamente política, otros aseguran que el matiz es netamente económico y por supuesto no faltan quienes le dan mayor importancia a la dimensión social a los sucesos en Cajamarca. Sin embargo, el análisis comunicacional parece habérsele delegado a los medios, ya sea cumpliendo su papel informativo o entrevistando a quienes opinen y agreguen elementos de juicio para la población.

Es lamentable percibir que los principales actores hayan dejado de lado el análisis comunicacional -previo y posterior- que permita hacer disminuir progresivamente el elevado clima de conflicto, encendido por el proyecto minero Conga.

Una de las causas de esta realidad es la ínfima o poca importancia que las grandes empresas le han venido dando al manejo profesional de la comunicación, tanto interna como externa, limitándola a la tarea de elaborar notas de prensa a un periodista, o quizás buscando espacios en medios a través de un agencia rica en contactos.

En ese mismo sentido, la asignación del manejo de las llamadas “relaciones comunitarias” a profesionales tan variados como un antropólogo, un sociólogo o hasta a un ingeniero de minas con estudios de relaciones públicas, revela el grado de desconocimiento en la materia y explica la pésima imagen que tienen las empresas del sector minero en el Perú.

El Gobierno Central, por su parte, comunica con su actitud la indecisión de dejar atrás el discurso populista y electoral para pasar al cumplimiento de políticas de Estado, apoyado en las herramientas con las que cuenta como Poder Ejecutivo. El no hacer, el permitir que las situaciones lleguen a límites indeseables, es una muy mala práctica comunicacional y puede generar la imagen de que ese será su actuar ante futuras y similares coyunturas.

En el otro extremo, la población ha asumido que la única forma de manifestarse es trancando caminos, paralizando actividades o enfrentarse directamente con la Policía para ser escuchados. Sin embargo, la presencia de niños, de mujeres muy jóvenes o muy mayores, o de varones cuyo discurso común es el “No”, transmite un escenario de descontrol o -peor aún- de hasta posible manipulación.

Es claro que, a pesar de anteriores experiencias, todavía no existen en el Perú canales flexibles, oportunos y adecuados para la comunicación con ciertos sectores, especialmente con las comunidades que se sienten “afectadas” por alguna actividad privada, pese a no haber terminado de entender y/o valorar los beneficios que a larga pudieran traer para sus habitantes. Si la única forma de “comunicación” es impuesta violentamente, por necesidad y no por hábito, siempre habrá un actor débil y otro que se sienta con fuerza, cuando lo ideal es que sea una diálogo entre partes iguales.

Es imperante cambiar la manera de pensar en el Perú: se debe dejar atrás la práctica de solucionar problemas para esperar cómo enfrentar los próximos. Las relaciones públicas, la presencia en medios u otras actividades figurativas, pueden ser complementarias, pero nunca deben ser asumidas como principales y mucho menos en entornos conflictivos. Un enfoque articulador y multidisciplinario solo es posible si las comunidades, organizaciones, empresas y gobernantes, toman conciencia del papel estratégico que juega la comunicación profesional.

Una de las versiones del origen del nombre Cajamarca asegura que proviene del quechua Kashamarka que significaría “pueblo de espinas”. Sea la interpretación correcta o no, lo malo es que los sucesos de Cajamarca, y otros que los matizan desde la capital, se están convirtiendo en espinas para el camino del gobierno de Ollanta Humala. Lo peor, es que ese camino es también del resto de los peruanos.

Etiquetas: , , , , ,

domingo, 31 de julio de 2011

Por mi madre

Pues no nos equivocamos: desde el momento en que estaba asumiendo el mando de la nación, el ex comandante, ahora presidente, Ollanta Humala generó polémica (y ni hablar del espectáculo continuo de la congresista Martha Chávez durante el discurso) en el Congreso.

Si queremos resumir la primera alocución presidencial en pocas palabras, basta con decir que el discurso fue más de un político, que de un presidente que asume las riendas del país. Por ello, lo más discutible fue sin duda el juramento por la no vigente constitución de 1979, lo cual genera suspicacias en torno a un cambio o reforma de la Carta Magna en un futuro y tendría reacciones negativas en los mercados de seguir con este tipo de alusiones en el corto plazo.

En una nación con un crecimiento sostenido como el caso del Perú lo que más se esperaba eran anuncios relacionados con la economía, no declamaciones políticas que por el entorno sonaron politiqueras.

Si bien es cierto que en su conjunto el discurso no generó sobresaltos por medidas populistas, no se percibió algún lineamiento rector y diferenciador de su gobierno. La única medida concreta, con implicaciones económicas y con fecha, fue el aumento del salario mínimo en 75 soles en agosto y en otros 75 el próximo año para así honrar su promesa electoral; sin embargo, entró en contradicción con la anunciada creación del “consejo económico y social”, que supuestamente tendría un carácter consultivo.

Los aumentos de salario por decreto sin consulta ni concertación previa, siempre tienen consecuencias indeseadas. En ese sentido, los anuncios de ajustes salariales a militares, policías, magisterio, la “beca 18”, la “pensión 65” en su versión reducida y otras que implican gastos para el tesoro público, pondrán a trabajar inmediatamente al ministro de economía para sacar cuentas y ver la factibilidad de implementar lo que parecieron nuevas promesas de campaña.

Por otro lado, creo que hubo un mal inicio desde el punto de vista comunicacional, y por varios frentes, situación que pudo haberse evitado. El intempestivo redireccionamiento de la página Web de la presidencia de la República (www.presidencia.gob.pe) hacia la página particular de campaña electoral (www.ollantepresidente.pe), colocando ésta última como la oficial, demuestra la improvisación y despierta la curiosidad sobre si en las comisiones de transferencia existieron profesionales de la comunicación que previeran estos temas, y si el nuevo gobierno los tiene.

Ni hablar de los gestos, ademanes, vestimenta y otras actitudes de la –ahora- primera dama Nadine Heredia quien, si no ha dado más de qué hablar, es porque apenas tiene tres días de acompañar a su esposo como presidente y estamos en medio de un feriado largo. Por lo pronto, su alharaquiento perfil en facebook ha sido eliminado, y esperemos que no pretenda tener su propio dominio-despacho como lo tuvo en su momento Eliane Karp.

Volviendo al juramento: creo que solo faltó consultar a la corte celestial para determinar si su estrafalaria declamación inhabilitaba a Humala para ocupar el sillón de Pizarro. Particularmente me hizo recordar cuando Hugo Chávez juró la primera vez “por esta moribunda constitución”. El nuestro juró por una “fallecida” constitución, lo cual no sé si contiene un mensaje subliminal. De todas formas, por mi puede seguir jurando hasta por los clavos de Cristo, pero que haga un buen gobierno y no se deje influenciar por ideologías cavernícolas, que eso sí sería para preocuparse. Por mi madre que sí.

Etiquetas: , , ,