martes, 14 de agosto de 2007

Maletines del Sur

La primera tarea fue “bolivarianizar” todo. Luego de los cambios de nombre a cuanta institución existiese, lo que siguió fue hacer las cosas “revolucionarias”. Ahora, cuando las costuras rojas, rojitas, son evidentes, el rumbo es hacia el “socialismo del siglo XXI”. Sin embargo, a nivel internacional, toda esa tremenda secuencia lógica no puede mostrarse de la misma manera.

Desde que el ex militar golpista venezolano -hoy en el poder- sin ningún titubeo dio a conocer sus intenciones de ser un líder continental, su estrategia se ha apoyado en una bonanza petrolera que, por una mezcla circunstancial de factores, se mantiene en el tiempo. No obstante, ese “nuevo liderazgo latinoamericano” había que mercadearlo, había que diferenciarlo para que sumara voluntades, aunque sean anacrónicas. Así, “Sur” fue la marca elegida, principalmente por ser antagónica del “Norte” y por todo lo que ello implica.

La muestra más polémica -desde nuestro punto de vista- fue el cambio de nombre de la Comunidad Suramericana de Naciones por el de “Unasur”. Aunque alguna vez, en alguna reunión de mandatarios, Chávez había asomado su capricho de llamarla de esa manera, llama la atención que los demás se plegasen a ese antojo sin mucha resistencia. La creación de una petrolera suramericana (Petrosur) todavía anda rodando por ahí, pese a la recien creada Petroandina; y, el Banco del Sur, según palabras de su acólito argentino Nestor Kirchner, sería parido en los próximos meses.

La “lógica” es clara: si Bush es el rey del norte (por ahora), Chávez debe ser el rey de sur (para siempre, si es posible). Si el norte tiene (o tenía) el ALCA, el sur tiene el ALBA (aunque sean cuatro pelagatos sus miembros). Sin embargo, la gran diferencia con el norte es que aquí hay mucho petróleo y muchos ingresos que permiten mantener y hacer crecer el plan de crear ese “imperio del sur”.

En este sentido, la injerencia venezolana en otros países apoyando a grupos ultrosos, izquierdosos, socialistoides, a través de remesas de billetes verdes, no es ninguna novedad. En algunas naciones, en forma más descarada que en otras, Chávez ha dado instrucciones de comprar conciencias, voluntades y alimentar mentes soñadoras, esperanzadas en un socialismo (¿del sur?) que sí funcione, pese a haber fracasado en el mundo entero.

Es por ello que tampoco resulta ningún descubrimiento el ya manoseado caso del maletín con casi 800 mil dólares, que un venezolano intentó ingresar de manera clandestina a la Argentina. ¿Cuántos “maletines del sur” más han cruzado fronteras, y alguien ha dicho algo al respecto? En todo caso, lo rescatable del asunto son las consecuencias que pudiera acarrear, en primera instancia, en la nación gaucha y luego en aquellos gobiernos satélites (o no) de Chávez.

A medida que los medios de comunicación argentinos (esos medios que son la desgracia de la humanidad) comiencen a destapar algunas ollas y se huelan sus guisos, la nación sureña fruncirá el ceño y no se tragará tan fácil los favores de Venezuela a la patria; lo que no es nada bueno para Kirchner, mucho menos para la esposa, senadora, candidata y declarada “sucesora”. No es gratuito que en Caracas apresuren una nueva emisión de bonos conjunta con Buenos Aires, para que la opinión pública siga agradecida con el mecenas bolivariano.

A propósito de esta inesperada pero tremenda milonga, sería bueno que en el Perú se le revise con mayor acuciosidad el equipaje de viaje al ex militar Humala y compañía (léase familiares), sobretodo cuando regresan a Lima desde Caracas; e inclusive a los nuevos videntes peruanos que llegan de Venezuela, tras su milagrosa operación de la vista. Quien quita que otros “maletines del sur” circulen sin problema –literalmente- por gente que se hace de la vista gorda.

Lo mismo en el Ecuador. Ante el inicio de la campaña para la Asamblea Constituyente, en la que Correa pretende “ganar” (como si fuese un partido de fútbol entre él y alguien más), en el que –conociendo al personaje- habrá un evidente ventajismo al utilizar el aparataje estatal a favor de “sus” candidatos, y en el que por primera vez el Estado será el gran financista, no sería extraño que algunos “maletines del sur” se quieran dar una vuelta por Quito.

Como dijimos, el caso del maletín no es cosa de asombro, pero tampoco es una treta de la CIA, una conspiración internacional, o una batalla más en la guerra mediática contra Chávez, cuyo único pecado es parecerse a Cristo por compartir las riquezas venezolanas con todo el mundo, menos con su población. Aunque éste no multiplica panes, como que sí multiplica maletines, “maletines del sur”. ¿Viste querido?

Ilustración:

Califica este artículo de 1 a 5 estrellas:

, , , ,
, , , ,

Etiquetas: , , , ,