miércoles, 17 de diciembre de 2008

La expresiva mano del mercado

Los mercados internacionales (en realidad, globales, sin fronteras) están más que alborotados. No es la cercanía de la Navidad, ni mucho menos la del Año Nuevo. La crisis financiera estadounidense (otra vez, en realidad global) ha hecho que las proyecciones más optimistas se tornen en las más pesimistas; y las pesimistas, en una adivinanza. Y no es para menos.

Los precios del petróleo ya venían generando una serie de problemas y distorsiones a nivel mundial. Para algunos (las víctimas consumidoras) alzas en la mayoría de los precios de todos los bienes, ya sea que tengan relación con el combustible o no; y para otros (los orondos productores), una bonanza por la magnitud nunca antes vista de los ingresos provenientes por un precio es escalada, que -por cierto- nadie creyó que se detendría.

Repentinamente, en el mes de julio, se alcanzó un pico de casi 150 dólares por barril (147 para ser exactos) y, comenzó la fiesta y la tragedia (para algunos y para otros, respectivamente). No obstante, lo que ha sido saludable para casi todo el mundo -pues las cotizaciones llegaron a niveles absurdos-, ha sido un duro golpe para los desubicados productores que no supieron administrar el período de "vacas gordas".

En el último capítulo esta novela económica, el cártel de la OPEP acaba de tomar una decisión sin precedentes es su larga historia de jugadas para tratar de controlar el mercado: recortar en 2,2 millones de barriles diarios la producción conjunta de todos sus "socios". Sin embargo, la reacción esperada -que los precios subieran- no se dió; por el contrario, la cotización del petróleo intermedio de Texas (conocido como West Texas o WTI) volvió a caer hasta el nivel más bajo en 4 años y medio: $40,06 por barril.

Resulta más que interesante que el mercado haya reaccionado y se haya manifestado de esta manera. Hace ya mucho tiempo, Adam Smith habló de la "mano invisible", esa fuerza con la actúa la oferta y la demanda para llegar a acuerdos sin más intervención que los actores naturales del proceso (o sea, fuera gobierno u otros factores extraños); pero nunca dijo que dicha mano hiciera gestos (de todo calibre) cuando alguna de las partes no se comporte deportivamente.

Y es que, es eso lo que ha sucedido: el mercado, la "mano invisible" le está haciendo la "señal de costumbre", "le está pintando una", le está mostrando el dedo del medio, está haciendo "comunicación no verbal" con la OPEP ante una medida que sólo toma en cuenta las conveniencias particulares del grupete y le importa un pepino lo que pueda sucederle al mundo ante un escenario de precios altos de los combustibles.

Es cierto que todavía existe una gran dependencia del globo con el petróleo, pero también es cierto que cada día se avanza más hacia la utilización de energías alternativas; lo cual, de llegar a un alto grado, ocasionaría que los "grandes" productores de la OPEP inventen hacer algo con su líquido negro, al precio que sea.

Adam Smith se debe estar revolcando de risa en su tumba o en donde quiera que esté. La "mano" de la que hablaba, resultó ser la mano de un mimo más que expresivo.

Compártelo en Facebook

, , ,
, , ,

Etiquetas: , , ,

domingo, 7 de diciembre de 2008

Lo grande es insignificante... y viceversa

El pasado 23 de noviembre se realizó en Venezuela -para variar- otro proceso comicial. Esta vez, le tocó a la elección de gobernadores, alcaldes y representantes a las Asambleas Legislativas de los Estados en los que se divide el país. Los resultados ya son ampliamente conocidos aunque, dependiendo del enfoque que se le quiera dar (cuantitativo o cualitativo) la "victoria" puede ser atribuida al gobierno (ergo, Chávez) o a la oposición.

Y los números no mienten: 17 gobernaciones quedaron en manos "chavistas" y apenas 5 para la oposición. Sin embargo, ese "escuálido" quinteto opositor concentra la mayor cantidad de población en Venezuela -incluyendo el importante y estratégico Estado Zulia- así como la mayor concentración de riqueza económica, social e intelectual; sin menospreciar en absoluto a los otros territorios y mucho menos a su población.

Chávez, que en la madrugada del lunes admitió perder las más importantes plazas, desde un principio se dedicó a minimizar la victoria opositora con un tono calmado, coherente, muy de estadista. No obstante, ya entrado el día, volvió a aflorar el "estilo" de confrontación, de ataque y de ofensa, que ha caracterizado la forma de comunicarse del presidente venezolano con lo que el llama "el pueblo".

Tan insignificante fueron las pérdidas electorales que, en el transcurso de la semana que culmina, se le han venido despojando a los ganadores opositores el control real de áreas estratégicas para su gestión, tales como hospitales a su cargo, colegios y hasta la facultad de nombrar a los jefes de las policías de su jurisdicción. Como que lo se dijo pequeño, no lo es tanto.

Como si fuera poco, Chávez ha vuelto a insistir en un tema que supuestamente fue liquidado hace un año: la reforma a la Constitución que le permitiría reelegirse todas las veces consecutivas que el quiera. Hoy, en el inicio formal de su campaña comunicacional, ha vuelto a utilizar el truco de cambiarle las dimensiones a las cosas.

Para él -y lo ha dicho en cadena nacional, en un mitín, y a través de todas las radios y televisoras de señal abierta- lo que el propone es una pequeña enmienda, mínima: sólo pide eliminarle al artículo 230 la frase "...de inmediato y por una sola vez, para un período adicional". Es decir, quedaría de la siguiente manera: "El período presidencial es de seis años. El Presidente o Presidenta de la república puede ser reelegido o reelegida". Como que el cambio que se dice grande, no lo es tanto.

La comunicación política es quizás una de las formas más interesantes e inteligentes de transmitir mensajes. A través de ella -eticamente hablando- se espera alcanzar a los públicos para que entiendan una propuesta. Sin embargo, electoralmente hablando, sólo será exitosa si el público es convencido por el mensaje, sin importar la carga de verdad que éste tenga... así se diga que los elefantes tienen el peso de una hormiga. Total, la diferencia es "mínima".

Compártelo en Facebook

, , ,
, , ,

Etiquetas: , , ,