La expresiva mano del mercado
Los mercados internacionales (en realidad, globales, sin fronteras) están más que alborotados. No es la cercanía de la Navidad, ni mucho menos la del Año Nuevo. La crisis financiera estadounidense (otra vez, en realidad global) ha hecho que las proyecciones más optimistas se tornen en las más pesimistas; y las pesimistas, en una adivinanza. Y no es para menos.
Los precios del petróleo ya venían generando una serie de problemas y distorsiones a nivel mundial. Para algunos (las víctimas consumidoras) alzas en la mayoría de los precios de todos los bienes, ya sea que tengan relación con el combustible o no; y para otros (los orondos productores), una bonanza por la magnitud nunca antes vista de los ingresos provenientes por un precio es escalada, que -por cierto- nadie creyó que se detendría.
Repentinamente, en el mes de julio, se alcanzó un pico de casi 150 dólares por barril (147 para ser exactos) y, comenzó la fiesta y la tragedia (para algunos y para otros, respectivamente). No obstante, lo que ha sido saludable para casi todo el mundo -pues las cotizaciones llegaron a niveles absurdos-, ha sido un duro golpe para los desubicados productores que no supieron administrar el período de "vacas gordas".
En el último capítulo esta novela económica, el cártel de la OPEP acaba de tomar una decisión sin precedentes es su larga historia de jugadas para tratar de controlar el mercado: recortar en 2,2 millones de barriles diarios la producción conjunta de todos sus "socios". Sin embargo, la reacción esperada -que los precios subieran- no se dió; por el contrario, la cotización del petróleo intermedio de Texas (conocido como West Texas o WTI) volvió a caer hasta el nivel más bajo en 4 años y medio: $40,06 por barril.
Resulta más que interesante que el mercado haya reaccionado y se haya manifestado de esta manera. Hace ya mucho tiempo, Adam Smith habló de la "mano invisible", esa fuerza con la actúa la oferta y la demanda para llegar a acuerdos sin más intervención que los actores naturales del proceso (o sea, fuera gobierno u otros factores extraños); pero nunca dijo que dicha mano hiciera gestos (de todo calibre) cuando alguna de las partes no se comporte deportivamente.
Y es que, es eso lo que ha sucedido: el mercado, la "mano invisible" le está haciendo la "señal de costumbre", "le está pintando una", le está mostrando el dedo del medio, está haciendo "comunicación no verbal" con la OPEP ante una medida que sólo toma en cuenta las conveniencias particulares del grupete y le importa un pepino lo que pueda sucederle al mundo ante un escenario de precios altos de los combustibles.
Es cierto que todavía existe una gran dependencia del globo con el petróleo, pero también es cierto que cada día se avanza más hacia la utilización de energías alternativas; lo cual, de llegar a un alto grado, ocasionaría que los "grandes" productores de la OPEP inventen hacer algo con su líquido negro, al precio que sea.
Adam Smith se debe estar revolcando de risa en su tumba o en donde quiera que esté. La "mano" de la que hablaba, resultó ser la mano de un mimo más que expresivo.
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