lunes, 3 de diciembre de 2007

Una victoria inteligente

La jornada de este 2 diciembre pasará a la historia como una no apta para cardíacos. Ya sea por el acostumbrado suspenso que le coloca el Consejo Nacional Electoral (CNE) a todo acto comicial, ya sea por el alto nivel de abstención que hizo dudar la posibilidad de victoria (para ambos bandos), o ya sea por la simple y clara posibilidad de “lo que puede venir” ante el escenario de perder -o que se haga perder- la opción del “NO”, el final fue de película. Analicemos actores y actos puntuales:

Los estudiantes: Sin duda más que actores, protagonistas. El hecho de estar ahí, “al pie del cañón”, seguramente hizo pasar apuros a la sala situacional de Miraflores. Su actuación no acabó con la introducción de un recurso ante al Tribunal Supremo de Justicia, mucho menos con la decisión de ir a votar masivamente por el NO; la posibilidad cierta de su reacción ante una voceada y creíble manipulación de resultados, pudiese haberse convertido en el inicio de una espiral incontrolable por Chávez. Definitivamente, los estudiantes llegaron para quedarse.

El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ): El actor emergente inútil. Dicen que la justicia es ciega y la esperanza lo último que se pierde; pero que va, el TSJ es una institución perdida. Con argumentos descabellados -hasta para un lego en la materia- el Tribunal fue tumbando uno a uno los recursos que la sociedad introducía para impedir la consumación de un delito de proporciones bestiales. La “reforma” per se, ya era una brutalidad por la forma y por el fondo; sin embargo, esta instancia se lavó las manos en todo momento. Sus argumentos fueron algo así como, alguien amenaza a una persona con un cuchillo, pero no intervengo porque “todavía” no te ha hecho nada. Su actitud ha sido tan peligrosa que abre la opción cierta y real para que la sociedad haga su propia justicia, ya que el TSJ no la administra adecuadamente.

La oposición “organizada”: O sea, los partidos y “dirigentes” políticos de oposición. Para lo único que sirvieron fue para darle un soporte legal a la presencia del Bloque del NO ante el CNE. ¿Movieron masas? Sí. ¿Participaron activamente por el NO? Algunos. ¿Estaban dispuestos a dar el todo por el todo? Lo dudamos. La actitud triunfalista de algunos, cuando la gran triunfadora fue la sociedad en pleno, la sociedad valiente que se atrevió, fue lo más patético de la madrugada de este lunes. Ellos no son protagonistas, son actores invitados… y de vaina. Mientras no se renueven, física y mentalmente, cualquier arremetida de la maquinaria del gobierno -que aún conserva- los puede destrozar y llevarse a otros en su intento por sobrevivir.

La abstención: No fueron miles, fueron millones de venezolanas y venezolanos que pusieron en peligro la estabilidad del país. Según el propio Chávez, la abstención lo perjudicó a él. De ser cierto, está asumiendo que dichos votos eran a favor de su opción, lo cual es equivocado. Lo único cierto es que esa masa de gente, quizás temerosa, quizás apática, quizás desentendida, es una masa ignorante, inconsciente e irresponsable. Es una masa que puso en peligro la posibilidad de victoria del NO y que es tan responsable de lo que pase o no pase en el país. Mientras esa gente exista, no se podrá madurar social y políticamente.

El gobierno: O sea, Chávez y más nadie. Su participación fue en todo momento descarada, abusiva y delincuencial. En la “campaña” hecha a los trancazos, en la que hubo que adaptarse a su caprichoso cronograma, en la que todos tuvieron que soportar los abusos de la utilización del aparato estatal y del dinero público, Chávez demostró lo poco que le interesan las leyes y cuál es su visión de cómo hacer las cosas, por encima de quienes lo adversan. Su confesión en la madrugada de manejar los resultados minuto a minuto, de “meditar” qué hacer, mientras la sociedad se desvelaba en tensión, con angustia, demuestra la nula imparcialidad del árbitro y da soporte a las versiones extraoficiales que circularon toda la noche. Tras ocho años de gobierno ineficaz, inepto, inútil, su proyecto político recibe una estocada mortal que traerá cola, no sólo en Venezuela, sino también es sus satélites (léase Bolivia, Ecuador, Nicaragua).

La de este 2 de diciembre no es la gran victoria, no es la derrota definitiva de Chávez y de todo lo que él representa. Es cierto que es un duro golpe –sobretodo para su ego- dado que él se encargó de darle un carácter plebiscitario al asunto. Sin embargo, hay que recordar que el ex militar golpista ha demostrado ser un individuo rencoroso, resentido y que no juega limpio. En sus manos tiene –todavía- una Ley Habilitante que le permite legislar en lo que le dé la gana… y seguro que lo va a hacer.

La “revolución” está herida. Seguirá siendo “bolivariana”, pero los venezolanos valientes le dieron un parado a su “socialismo del siglo XXI”. Hay que tener mucho cuidado con las próximas acciones rojas rojitas. Esta victoria tiene que ser una victoria inteligente, meditada, calculada, tener claro qué hacer y cuándo hacerlo. Por lo pronto, después de muchos años -al parecer- esta será, al fin, una feliz navidad… si es que ningún decreto bolivariano lo impide.




Ilustración:

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