lunes, 11 de octubre de 2004

A ver, levante la mano...

Levante la mano quien crea que el ilustrísimo presidente de la República, Alejandro Toledo, está cumpliendo su mandato como el mejor gobernante del Perú. ¿Alguien? Bueno, seamos más realistas, hasta modestos pues. Levante la mano quien crea que Toledo es un buen gobernante… cinco, siete, diez gatos de cien, a lo sumo.

Ahora, levante la mano quien crea que hay en marcha una campaña para “tumbar” a ese eficiente empleado público de su puesto de presidente. Porque, ojo, será presidente del país, de todos los peruanos, la cara peruana ante el mundo (venida a menos y todo), pero es un empleado público más y pagado con los impuestos que salen de nuestros bolsillos. ¿Alguna mano alzada?

Levante la mano quien crea que la prensa –aquella prensa, sucia, inmunda, chicha- está detrás de esa campaña en contra, no solo del presidente, sino de su dignísima y respetada familia… segurísimo que por pura cochina envidia de que le salgan tan bien las cosas a ellos.

Pero bueno, ¿o estoy preguntando estupideces, ergo, soy estúpido, u otros lo son? Por qué no levantan la mano, carajo!!! Esto debe ser culpa de esa prensa manipuladora, al servicio de oscuros intereses, que ha puesto un chip o un no se qué en la cabeza de la colectividad. Con toda razón Toledo se molestó tanto y llamó hace poco a un periodista a su programa y, en pleno horario estelar, le mentó la madre en silencio, desde sus adentros, pero todo el mundo percibió la voz de su hígado parlante.

Levante la mano aquel que comparta la visión, el tino, la astucia del congresista Heriberto Benítez quien, en un arranque de sapiencia, ha denunciado que existen fuerzas del más allá que están afectando a personajes del más acá, inyectándoles un espíritu dictatorial, el cual les induce a “sugerir” que algunos parlamentarios se vayan para su casa. ¿Todos? Perdón, quería saber quiénes están del lado de Benítez, no quiénes lo quieren mandar para su casa… ¿que no sólo para su casa? Disculpe, no puedo repetir para donde lo quiere mandar.

Sí, ya se que estoy muy preguntón, pero una más, la última. Levante la mano quien está harto de los políticos “de siempre” y de los ”nuevos” de este gobierno que la han puesto tantas veces que ya pueden calificarse también como los “de siempre”. Ahora sí que veo muchas manos alzadas… muchas, contundentes, interesantes, hasta tímidas pero sinceras.

Hartos de esos incapaces en altos cargos de poderes públicos que prostituyen el sistema de representatividad democrática comportándose como matones de quinta categoría, en persona o por teléfono, a nivel nacional o por video de seguridad; declarando cualquier idiotez para que la prensa le de unas líneas de cobertura, o simplemente siendo uno más a la hora de una votación en el Congreso.

En esa tónica, hablar del papelón presidencial por el supuesto video de las firmas es ocioso. Toledo está acostumbrado a tratar de figurar (ni él sabe para qué), más que trabajar. Aparentemente lo único que le interesa es su “honor”, la apariencia, la peliculina y todo lo demás. El cargo de presidente de la nación le queda demasiado grande, es verdad. Levante la mano quien crea que no.

Sin embargo, aunque uno llore y patalee, tiene que cumplir su mandato de cinco años. Para eso fue elegido. O sea, paguemos todos el costo de poner la torta, por decirlo suavecito. Así es el juego democrático, pero el verdadero, no aquel que uno u otro payaso oportunista intenta explicar por ahí, hablando de democracia, cuando lo único que sabe es cobrar de las arcas del estado.

Así como los que votamos (por vocación, o por amenaza de multa) somos responsables de que esa persona, de carne y hueso, mortal como nosotros, esté en el cargo de presidente de la nación, mañana seremos responsables de cambiarlo por uno –Dios nos oiga- capacitado para ese puesto. Del mismo modo, somos responsables de mandar a su casa a todos los ineptos que tienen cargo de congresista y que viven de un sueldo, viáticos, favores y “favorcitos” por ello. A ver, levante la mano quien crea que no.

Adultos, ancianos, jóvenes, hasta niños, saben de la calaña de los actores de la tragicomedia política peruana. Idiotas no son. El que no quieran levantar la mano abiertamente para expresarse no quiere decir que no piensen y que no estén aburridos de la misma gente, o de la misma “clase” de gente. Sino es así, que levante la mano.