miércoles, 2 de febrero de 2005

El verdadero complot

A poco más de un año de culminar su período, podríamos afirmar que este “gobierno” está en la recta final; sin embargo, dadas todas las circunstancias de coyuntura y las características que todo el mundo sabe, podemos afirmar con toda seguridad que en realidad está jugando en tiempo suplementario.

Y es precisamente por eso, porque se está cayendo a pedazos, que ya aparecen (o están a punto) aquellos que quieren acomodarse en el 2006. Habrán algunos que empezarán a disparar para todos lados (por probabilidad a algo le darán); y otros que, por lo menos, querrán irse con la cara bien lavada o con la “conciencia tranquila”. ¿Cómo es eso? Pues dando pasitos disimulados al costado, alejándose de Alejandro (me salió en verso), o sea, echándole las culpas que se merece, como todo el mundo lo hace, aunque sea un poquito o disimuladamente.

Sin embargo, la tarea de quitarse esa raya de encima no es nada fácil. El agua derramada no se puede recoger. Así como hubo un Alan García al lado de una APRA que desgració el país a finales de los ochenta; y un Fujimori en los noventa que “acomodó” muchas cosas pero con una podredumbre descomunal; así todo el mundo sabrá que hubo un espejismo llamado Toledo que brilló por el rechazo popular, por su ineptitud y porque le quedó muy grande el cargo que tanto aspiró.

Para seguir poniéndola, en este tiempo extra que se está jugando, en vez de hacer cambios inteligentes en el equipo, siquiera para salvar el honor perdido, el gobierno se dedica a hacer piruetas baratas de circo. No es cosa nueva que los gobiernos lancen “bombitas de distracción” o –algunos con más suerte y/o inteligencia- elaboren una gran y consistente “cortina de humo”. Casos en la historia tenemos en el Perú, Latinoamérica y alrededores. Ya sea con vírgenes que lloran, con un acontecimiento que haga aflorar el sentimiento patriota (o patriotero), o un gran show de cualquier índole que capte el apoyo popular, los gobiernos mediocres recurren a esa arma de doble filo… y muchos se cortan.

El caso del complot contra la democracia, contra el gobierno, la persecución que se pretende hacer contra los medios de comunicación y/o periodistas no pasaría de ser una tremenda ridiculez, si no fuera por algunos hechos claramente identificados en la región. Un poco al norte, en el Ecuador, Lucio Gutiérrez reclama a la prensa que divulguen los hechos positivos de su gobierno y que dejen de criticar tanto, palabras más, palabras menos (¿dónde escuché eso antes?). Más hacia el Caribe, en Venezuela, se va a enjuiciar a una periodista por divulgar información sobre el expediente que dice muchas cosas “extrañas” sobre el asesinato del fiscal Danilo Anderson, en noviembre pasado.

En el Perú, el gobierno, o gente afecta a él, pretenden captar adhesiones para acallar a la prensa, para que no sigan destapando y ventilando sus bajezas, llegando al extremo irónico de participar en esta charada individuos que alguna vez trabajaron, vivieron o estuvieron relacionados con el desempeño periodístico. Qué conchudos !!!

No obstante, no están tan equivocados: sí hay un complot, uno verdadero, y no es un asunto de días o semanas; tiene meses y meses, quizás años entre nosotros. Un complot que debemos desarticular, eliminar, desaparecer del país; y que tiene nombres y apellidos.

El verdadero complot no tiene como intención tumbar este gobierno de pacotilla. El verdadero complot es actuar con cerebro subdesarrollado o retrógrado (que en realidad no tiene nada de malo, pues cada quien es libre de comportarse como le da la gana). El detalle está en que un gran número de esos personajes son los que están en el gobierno, en el Congreso (en ambos bandos, pues no es exclusivo de los oficialistas) o en cargos de importancia en la administración pública. El verdadero complot es ser tan mediocres, estar ocupando los cargos que tienen y que por ellos el Perú no tenga la sociedad desarrollada que se merece.

El Congreso está lleno de personajes de dudosa reputación o de claros prontuarios. Ocupan curules por el solo hecho de haber estado en una plancha de candidatos y haber pagado por ello. Muchos de ellos son ilustres desconocidos (que no es ningún pecado) pero cuando salen a la luz pública resultan ser hasta delincuentes que seguirán actuando, pero con inmunidad. Violadores, estafadores, padres que reniegan de sus hijos, matones, simples brutos o comechados viajeros que no saben ni expresarse, conforman la especie parlamentaria actual. ¿Con todas estas perlas quieren crear una comisión para investigar un “complot”?

Y del gobierno, del presidente, de su entorno familiar, del tren ministerial, de los asesores y demás cabezas visibles, ni hablar. Todos los lectores pueden contribuir con algo que decirles. ¿Porqué nadie señala este verdadero complot contra el país? ¿Porqué nadie señala que si este país no ha avanzado significativamente en cinco años, es por responsabilidad de ellos? ¿O es que también van a evadir o eludir eso?

Presidente, ministros, parlamentarios, altos cargos públicos: dedíquense a trabajar, carajo !!!. Justifiquen en algo todo ese dineral que se malgasta en ustedes, en muchos casos. Preocúpense por administrar justicia y no pretender persecuciones. Hagan el esfuerzo, traten siquiera, de actuar inteligentemente. Al fin y al cabo, no es Dios y la Patria, quienes los demandarán.