jueves, 9 de abril de 2009

El hambre del indio

Pintoresca podría parecer la huelga de hambre que realiza el presidente de Bolivia, Evo Morales, como forma de presión para que el Congreso apruebe un nuevo código electoral que permita realizar elecciones generales el próximo 6 de diciembre. Y decimos que "podría parecer" pintoresca a no ser que se tome en consideración qué es lo que se propone incluir en la nueva y polémica norma.

En primer lugar, dado que Bolivia está estrenado nueva Constitución, la cual -según Morales- equivalía a la fundación de nuevo país, se requieren nuevas autoridades para ese "nuevo país" con nueva Constitución. Hasta aquí, nada nuevo, pues lo han venido haciendo todos los países de tendencia izquierdosa que han levantado la bandera de una nueva Constitución como si fuera la solución de todos lo males. En otras palabras, se está en una etapa de "transición" de un órden institucional a uno supuestamente "nuevo" y mejor para el país del altiplano.

Sin embargo, para hacer posible ese nuevo proceso electoral se requiere una normativa que la posibilite, si se hacen los procedimientos apegados al órden jurídico establecido en cualquier nación en la que exista estado de derecho. El problema -para Morales, sobretodo- está cuando el Congreso, la institución encargada de legislar, no está bajo el control del sector oficialista, lo que le permita la aprobación de leyes sin chistar.

El susodicho Código plantea lo siguiente: incluir el voto de bolivianos en el exterior y la creación de circunscripciones especiales para 36 pueblos indígenas; lo cual no es malo, ni antidemocrático, ni perverso... pero despierta muchas suspicacias.

Desde que Bolivia (o mejor dicho, Evo Morales) recibe el apoyo de Venezuela (mejor dicho, de Chávez) se han venido repitiendo en la nación del sur una serie de acciones que hoy han hecho posible que en Venezuela se celebren actos electorales a cada rato (sin exagerar), los cuales han generado muchísimas dudas. En este sentido, la vehemencia con la que Evo quiere que se aprueba la norma cuánto antes, para hacer las elecciones a fin de año, contrasta dramáticamente con la exigencia de la oposición de revisar el padrón electoral, antes de cualquier nuevo proceso electoral.

¿Por qué no se quiere revisar el registro de votantes? ¿Es acaso un secreto de Estado? ¿Es información clasificada? ¿O el proceso masivo de identificación -apoyado por el gobierno venezolano- incidió de tal manera que "milagrosamente" aparecieran miles (o millones) de bolivianos para votar? ¿Por qué aplicar ese chantaje de huelga de hambre (sin dejar de mencionar la amenaza de renuncia masiva de parlamentarios oficialistas) que bien feo le queda a la figura presidencial?

Es, ha sido, y seguramente seguirá siendo, público y notorio que en los autodenominados gobiernos "socialistas", "revolucionarios", "progresistas" u otros calificativos extraños para evitar decir frontalmente que son de "izquierda radical", la majestad del cargo presidencial ha caido a menos, que la figura presidencial pareciera ser más la de un envalentonado por el poder, que la de un representante de la sociedad que lo eligió para gobernar. En el caso de Morales, del indígena Morales, del indio Morales (sin ningún tipo de tono despectivo), éste pareciera haberse olvidado que ya no es el dirigente cocalero de antaño, el sindicalista, y que una "huelga de hambre presidencial" raya con lo ridículo (aunque alguna vez, en 1984, Siles Zuazo recurriera a la misma acción).

Quizás la politiquería barata funcione, quizás se llegue a un acuerdo en el Congreso, lo que no quita haber hecho el papelón. Bolivia es, más que un país pobre, un país empobrecido. Con cuantiosas reservas naturales, por cuestiones politiqueras, el gobierno le ha venido esquivando al progreso sin importarle el hambre de miles de bolivianos del campo y de la ciudad, miles que no necesitan ponerse en huelga para no comer. Mientras tanto, el indio Evo sigue con hambre, con hambre de poder.



Entrevista hecha por la cadena Telesur a Evo Morales,
en la que da su versión de los hechos.



Actualización (11/04/2009)

Fidel Castro y Chávez llamaron a Morales para expresarle su solidaridad

LA HABANA (AFP) — El líder cubano Fidel Castro y el presidente venezolano Hugo Chávez expresaron por teléfono al mandatario de Bolivia, Evo Morales, su solidaridad por la huelga de hambre que realiza en demanda de una ley electoral, según un artículo publicado este sábado en la prensa local.

Castro recibió el viernes a su amigo Chávez, con quien conversó durante casi tres horas, entre varios asuntos de la tensión política en Bolivia, y ambos realizaron sendas llamadas a Morales.
"Le expliqué (a Chávez) en detalles la información que poseía, su excelente estado de ánimo y su disposición a mantener la huelga hasta las últimas consecuencias. Lo llamó por teléfono y le expresó su total solidaridad", relató.

El ex presidente cubano llamó a Morales en horas de la noche y le contó "de la visita de Chávez y su actitud solidaria con él y con Bolivia". "Le transmití un mensaje solidario y nuestra confianza en su victoria", subrayó.

"Tuve el placer de escuchar su voz serena, pero firme, confiado en la justicia de su causa. Le expresé nuestra alegría por su buen estado de salud. Lo felicité por su firmeza y sus palabras serenas y elocuentes, que no insultan ni hieren a nadie", destacó.

Castro sigue de cerca la situación en Bolivia y en su artículo "Noticias de Chávez y de Evo" reseñó el segundo día de huelga del presidente boliviano, como lo hizo en un primer comentario con la primera jornada del jueves.

"La huelga de hambre no afecta en lo más mínimo su capacidad intelectual (...). Escuché a Evo hablar por la televisión, sereno, elocuente, persuasivo", describió. Castro, a quien Morales admira, acusó a la "oligarquía" opositora boliviana de bloquear en el Congreso la aprobación de la ley electoral para sabotear los comicios de diciembre, en los que Morales aspira a un nuevo mandato, hasta el 2015.

La oposición objeta el padrón electoral y la implementación del voto de residentes bolivianos en el exterior, y pide la reducción de los 14 escaños previstos para los pueblos indígenas porque consideran que estos temas dan ventaja a Morales.

"Mediante esas exigencias, pretenden despojar al Presidente boliviano del creciente apoyo popular de que disfruta", señaló Castro, alejado del poder desde hace casi tres años por enfermedad.


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