lunes, 23 de marzo de 2009

No se atrevió !!!

En una cadena de radio y televisión de más dos horas de duración -tal como se esperaba-, el presidente venezolano, el líder de la "revolución", dio la cara para anunciar las tan esperadas "medidas económicas", las que él llamó "acciones anticrisis".

La extensa perorata se inició con "razonamientos" en contra del imperio (representado por los organismos financieros internacionales), contra las medidas tomadas por gobiernos anteriores (Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera) y contra la "burguesía" venezolana. Luego, la dósis de lectura de noticias de las consecuencias de la crisis mundial en otros países (sobretodo en EE. UU.), de artículos de opinión, de análisis de economistas, hacía parecer que todo era el preámbulo para la estocada de medidas.

Sin embargo, luego de una hora de habladera de pistoladas en cadena nacional, atinó a hacer el primer anuncio: NO aumenta el precio de la gasolina, NO aumenta el precio de los servicios públicos, NO hay devaluación. En otras palabras, decidió mantener los controles de precios y de cambio que viene padeciendo Venezuela desde hace varios años.

Lo que sí hizo fue decretar la reducción del presupuesto nacional, modificando el supuesto del precio del petróleo establecido (de 60 a 40 dólares por barril), lo que -en teoría- reduce el gasto en 6,7%; pero que no tiene nada de extraordinario pues la sinceración presupuestaria es algo que resulta tardío. Así mismo, la anunciada reducción de gastos y sueldos (de altos funcionarios) cayó en la población como una muestra más de populismo, de palabras huecas y de más falsas promesas. Basta recordar a aquel Chávez que, cuando tomó el poder (la primera vez), ofreció donar su sueldo para becas. Los viajes por todo el mundo, la ropa de marca a la medida y todos los lujos capitalistas fueron demasiada carga para que alguna vez recordara su promesa salarial.

En pocas palabras, NO se atrevió. Las "medidas" fueron un tremendo fiasco. El ligero repunte en el precio del petróleo -seguramente- influyeron para que decidiera no asumir el costo político que significaba lanzar medidas impopulares y neoliberales (que tanto sataniza). Es más que conocido que el ex militar golpista nunca ha dado la cara en momentos duros, en momentos de asumir responsabilidades. Ni siquiera ese 4 de febrero de 1992, pues lo que hizo fue sólo aprovechar una oportunidad mediática incomparable.

En ese sentido, las verdaderas "medidas" de ajuste, aquellas diseñadas con criterio de planificación económica (o por lo menos, con sentido común), él nunca las informará; que otros lo hagan, para que su manto sagrado revolucionario, popular, humano, no se vea afectado. Para Chávez, la crisis mundial no le ha tocado "ni un pelo" a Venezuela; a pesar de que el poder adquisitivo de la población cada día es menor, por más moneda "fuerte" que se tenga.

El decretado aumento del IVA del 9 al 12% (innegablemente inflacionario, más en una economía como la venezolana), resulta absurdo al venir acompañado del obligado incremento en el salario mínimo. Dicho aumento arrastra mayores costos en las prestaciones, subsidio de alimentos y cotizaciones de ley. Siendo el Estado el mayor empleador en Venezuela, los ingresos por IVA sólo servirán para mantener la burocracia y las becas que compran conciencias de los más necesitados.

¿Entonces, qué le espera a Venezuela, económicamente hablando? Nada bueno. El mantenimiento de los controles de precios y de cambio son bombas de tiempo a las que ahora se le dio más cuerda al reloj. Los posibles mayores ingresos por un aumento en el precio del petróleo no son más que alegría de tísico, dados los grandes desequilibrios que vienen generando años de regulaciones económicas, retaliaciones políticas al sector empresarial y bravuconadas contra los inversionistas extranjeros. Posponer los ajustes es seguir hundiendo al país en la mediocridad, en el conformismo, y es promover la fuga de talentos y de capitales.

Las anunciadas "acciones anticrisis" fueron una bofetada a la inteligencia, al sentido común, al más mínimo razonamiento que debería tener una clase gobernante que trabaje en favor de la sociedad. Pero eso -al parecer- es pedir mucho a la "revolución". Nunca, ninguna "revolución" se distinguió por un adecuado manejo económico; mucho menos en Latinoamérica. La de Venezuela no es la excepción; sólo fue una bravuconada más. No se atrevió.


Versión de la televisora oficial (VTV)
de los anuncios hechos por Chávez
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