viernes, 13 de mayo de 2005

Venezuela al borde del abismo

Las últimas semanas han sido “reveladoras”, noticiosamente hablando, en Venezuela. Los sucios manejos del gobierno “revolucionario” en Venezuela son cada vez más evidentes. Hay una punta que va asomándose cada vez más y más, y no es de un iceberg, precisamente… cuidado si no es de un continente completo.

En un artículo anterior (Descubriendo el agua tibia, 20/04/2005), ya decíamos lo siguiente: “Algo huele mal, muy mal, en el manejo de los enormes ingresos que, por la venta del petróleo, tiene Venezuela. Algo huele venir en la “boyante” economía bolivariana. Inclusive, hasta raro huele el signo monetario, como que compra mucho y no compra nada. Pero todo esto, es como descubrir el agua tibia en Venezuela”.

Venezuela es una nación sumida en controles de cambio, de precios, de tasas de interés, de estatización de empresas quebradas (para empezar), de expropiación de tierras, de persecuciones políticas que imputan a quien se oponga al gobierno y, para colmo, ahora todo parece indicar que está al borde de un colapso económico. Es que con solo imaginar al presidente Chávez, un ex militar golpista, que idolatra a Fidel Castro y a otros “líderes” del mundo en extinción, que se declara socialista a su manera y con muchas semejanzas al Alan García cuando gobernó el Perú de finales de los ochenta, puede darse uno la idea de qué estamos hablando.

La bomba de tiempo de los gobiernos populistas ha estado siempre en el sector económico, y la venezolana está específicamente ubicada en la empresa estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), nada más y nada menos que la gallina de los huevos de oro en el país. La industria petrolera venezolana está al borde del colapso, y si bien es cierto que no se puede predecir fecha y hora, podemos afirmar que estará más cerca en la medida que se acerquen las elecciones presidenciales de 2006. Al día de hoy, tenemos una serie de piezas de un rompecabezas que hasta pánico dar armar, pero que las exponemos para su consumo personal:

1. No se ha hecho el mantenimiento regular que, instalaciones de su envergadura y tipo, requiere la industria petrolera. Mucho menos se han hecho las inversiones necesarias para que el negocio se siga desarrollando y las riquezas sean explotadas. Muy por el contrario, el gobierno (Chávez, específicamente) ha admitido que no hay recursos para acometer con las asociaciones que en el sector prevé la Ley de Hidrocarburos.

2. Así como no hay capital monetario y no hay capital de trabajo (activos representados en infraestructura), lo peor del asunto es que no hay capital humano. Miles de profesionales, altamente capacitados –un gran porcentaje de ellos preparados en todo el mundo con dinero de la industria, como inversión en el mediano plazo- fueron despedidos hace un par de años por razones políticas y politiqueras del gobierno. Irónicamente, muchos de ellos siguen laborando en el sector petrolero… pero en el de la competencia: países petroleros latinoamericanos y hasta árabes tienen entre su personal élite a estos venezolanos que han sido tratados como delincuentes por no estar de acuerdo con la “revolución”. Las pérdidas en la industria por falta de personal capacitado son incuantificables. De hecho, hace tiempo que las cifras de PDVSA no son auditadas.

3. Las divisas producto de la renta petrolera que recibe PDVSA deben, por ley, entregarse al Banco Central para que éste le entregue a cambio los bolívares necesarios para sus actividades en el país. El gobierno (o sea, Chávez) ha reconocido que PDVSA ha estado y está violando la ley, desviando esas divisas para los gastos que ocasionan las llamadas “misiones” del gobierno, que no son otra cosa que aparatos populistas para mantener a la gente humilde sumisa y/o de acuerdo con el proceder gubernamental. Es decir, el principal violador del control de cambios es el propio gobierno.

4. Los ingresos corrientes, es decir, toda la gama de impuestos existentes en el país (algunos absurdos e irracionales como el Impuesto al Débito Bancario) no generan lo suficiente para mantener los “planes” del gobierno. De hecho, los ingresos por el petróleo tampoco alcanzan, pues la producción –por lo expuesto antes- no está en los niveles que el gobierno (o sea, Chávez) jura y perjura que se encuentra. De hecho, las cifras de las cuales se puede inferir este dato no se concilian de ninguna manera con la posición oficial.

5. Como el dinero no alcanza, se le quiere (o se va a) cobrar a las empresas transnacionales impuestos en forma retroactiva, violando principios jurídicos elementales y hasta el sentido común. Sin embargo, para cumplir con las asociaciones que mencionamos en el punto 1, el gobierno (o sea, Chávez) está hipotecando, comprometiendo, empeñando, entregando, cediendo –como quiera verse- las reservas de petróleo existentes y hasta activos de PDVSA como parte de su participación en esas empresas. En otras palabras, el socialista Chávez, el antiimperialista, el anticapitalista, está privatizando la gallina de los huevos de oro en Venezuela y se las está entregando a los más exquisitos representantes de todo lo que más odia.

6. No contento con eso, el líder de la “revolución” ha pedido (ordenado, en la práctica) que se apruebe una ley para usar las reservas internacionales en el gasto público, supuestamente en proyectos destinados al desarrollo del país, con el argumento de que hay muchas reservas, o reservas excedentarias. Chávez demuestra –una vez más- su crasa ignorancia en temas económicos. De llegarse a ese absurdo, que todo indica que será así, el bolívar será poco más que una unidad de cuenta, un símbolo patrio que poco a poco tendrá valor sentimental, tanto como la “revolución bolivariana”.

Con estas piezas es suficiente “por ahora”, como decía –qué curioso- el mismísimo Chávez en 1992 cuando su fallido golpe de estado. No hay que ser muy académico para entender y prever lo que sucede y sucederá en Venezuela. Lamentablemente, mucha gente en el país, con hambre de conocimiento (de eso que al gobierno no le interesa dar), se cree los cuentos del gobierno, tales como los últimos: “hay una campaña internacional y nacional para atacar a la industria petrolera, hay sabotaje, infiltrados de la CIA…” y algunas estupideces similares para justificar lo injustificable: Chávez está quebrando el país.