sábado, 21 de julio de 2007

Pordioseros políticos

En su último tour revolucionario y petrodolarizado, el líder socialista sigloveintiunero, Hugo Chávez, entregó regalos a diestra y siniestra en Nicaragua. A la altura de su magnanimidad, el presidente venezolano entregó créditos “blandos” por más de 5 millones de dólares, repartió 400 mil mochilas con útiles escolares y 50 mil maletines a profesores. Como si fuera poco, prometió la llegada de 80 tractores de manufactura iraní –ensamblados en Venezuela- y hasta se oyó hablar (extraoficialmente) de una condonación de la deuda nicaragüense. Qué sabroso, navidad en julio para Daniel Ortega.

Pese a que en Venezuela hay gente que –literalmente- se muere de hambre, que no tiene un techo donde vivir, o el que tiene se está cayendo a pedazos; pese a que las principales ciudades viven amenazadas por el hampa, pese a que las carencias son enormes dados los desequilibrios económicos que el propio gobierno ha creado; la regaladera de Chávez no sorprende en absoluto. En todo caso, lo que llama la atención es la calaña de “políticos” rastreros que pululan o tratan de emerger del subsuelo latinoamericano.

Esta especie –que no es novedosa, por cierto, pero que habita en un entorno distinto- puede calificarse como la de los “pordioseros políticos”; es decir, gentuza que argumentando un seudo nacionalismo, un seudo patriotismo, con la única intención que ganar adeptos que se encuentran en situación de pobreza, se dedican a generar conflictos, a buscar culpables (generalmente los “oligarcas”, los ricos, o el imperialismo) y a vender la idea de que vienen “a poner orden”. No obstante, en realidad son individuos que, si no fuera por el “apoyo” petrodolarizado de Chávez, no se atreverían a levantarle la voz a su perro.

En Bolivia Evo Morales no ha avanzado en lo que tanto él ofreció. El solo hecho de ser el primer indígena esperanzó a su pueblo pero, ha venido demostrando con hechos que su condición racial no tiene nada que ver con su capacidad gerencial (que no la tiene). Su fracasada refundación del país con la Constituyente, la cual prorrogó sus labores hasta diciembre, así como los conflictos que él mismo ha venido generando son hechos que, diez años atrás, hubiesen provocado que su pueblo lo saque a patadas de Palacio Quemado. Sin embargo, la presencia venezolana (en personas y petrodólares) lo ha mantenido aferrado al poder.

En Ecuador, Rafael Correa con su discurso incendiario, con el mismo cuento de la Constituyente, con los mismos discursos, con los mismos ataques y a la misma gente, como se hace en Venezuela y en Bolivia (o sea, a la “oligarquía”, a los medios, al imperialismo), ha venido toreando crisis políticas, mas no gobernar. El hecho de ser país petrolero, aunque abismalmente distinto a Venezuela, ha medio soportado el gasto fiscal. Sin embargo, todavía sigue disfrutando de una larga luna de miel con su pueblo, también esperanzado en que haga algo de lo que prometió.

En Nicaragua, ni hablar. Ortega, el comandante Ortega, quien no tiene con que palo ahorcarse, no le queda más que aceptar la visita de su mentor, permitir que insulte a la oposición de su país, aceptarle sus regalos –con mucho dolor- y adherirse a cualquier adefesio anti Estados Unidos que se le ocurra al padre de la “revolución” venezolana. Y Cuba, con el cadáver Castro, se lleva el premio mayor, dado su carácter de guía espiritual, moral, verbal, político, etc., etc.

El caso del Perú es el más interesante. Hace más de un año en las elecciones presidenciales se presentó Ollanta Humala quien, por más intentos que hacía de deslindarse, es una mala copia de Chávez en Venezuela (y ojo que el venezolano no es ninguna joya). Humala, quien de candidato presidencial pasó a tirapiedras profesional y pordiosero político, es tan mal estratega que la costura de sus acciones son evidentes hasta para el más ciego.

En momentos en los que el Perú se ve convulsionado por huelgas en diversas regiones, que Humala salga en defensa de Chávez, argumentando que hay una campaña internacional contra él, no es casualidad. La aparición de oficinas del ALBA en el país son muestras de injerencia por el solo hecho de ser dinero venezolano que ingresa por vías no regulares. No obstante, también es muestra del grado de ignorancia y de la existencia de gente fácilmente manipulable, los mismos que serán los primeros olvidados por los pordioseros políticos.

Las visitas de Humala y/o sus familiares a Caracas no son precisamente para venir a comer arepas. Mientras desparrama su discurso vacío, repetido, nacionalistoide, entre la población medianamente instruida, entre los campesinos, los obreros y los trabajadores humildes del Perú, el ex militar peruano goza las mieles de los petrodólares, pide consejos a los estrategas cubanos en Venezuela, campanea su vaso con güisqui mayor de edad y regresa a Lima a seguir azuzando, a seguir jodiéndole la paciencia al gobierno, con la idea de debilitarlo y tomar ese lugar en algún momento. Todo un digno ejemplar del pordiosero político latinoamericano.

El Perú aprendió a vivir en crisis a finales de los ochenta, irónicamente, con el individuo que hoy lo gobierna. Un joven Alan García llevó al país al borde del precipicio y le dio una patada con su discurso y sus acciones populistas. Precisamente por eso, en abril de 2006 prefirió a García como presidente que tener a un individuo sin personalidad propia y sin preparación para ser estadista como lo es Humala. Fue una elección entre el cáncer y el sida, y se optó por el mal conocido con la esperanza de sobrellevarlo.

Es cuestión de sentido común saber quien es quien, en la vida y en la política. Para complacencia de los peruanos, sus medios son libres y pueden expresar lo que les de la gana. Por ello, las barbaridades de Chávez son conocidas y hasta parodiadas por la televisión, pintando el escenario de cómo sería un hipotético gobierno del nacionalistoide. Ojalá que Humala siga mendigando, ya que es bueno para la salud política del Perú. Total, la nación inca necesita dirigentes, no pordioseros políticos.


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domingo, 1 de julio de 2007

Periodismo termina en "ismo"

El pasado 27 de junio se “celebró” el “Día del Periodista” en Venezuela. Decimos que se “celebró” (entre comillas) pues más que brindis, almuerzos o fiestas, los comunicadores sociales, acompañados de un grueso número de profesionales de otras carreras y de la población en general, se dedicaron a marchar y protestar en las calles de Caracas.

Ese mismo día pero en 1818, apareció “El Correo del Orinoco”, periódico fundado por Simón Bolívar en Angostura que tuvo como objetivo divulgar los pensamientos y acciones libertarias y, además, convertirse en una herramienta más en las luchas por la independencia. No obstante, el “Correo” no fue el primer periódico en Venezuela.

Por esas ironías de la historia y de la vida, la primera imprenta en Venezuela llega de manos del Generalísimo Francisco de Miranda (ese al que -la historia todavía discute- traicionó Bolívar) a bordo del “Leandro”, en 1806. Sin embargo, pasarían dos años para que dos ingleses de Caracas, Mateo Gallagher y Jaime Lamb, se la compraran para darle vida al primer medio impreso: “La Gazeta de Caracas”, la cual sale a circulación el 24 de octubre de 1808.

Es “curioso” -por decir lo menos- que la “Gazeta” iniciará sus actividades con una marcada autocensura, según se desprende de unas líneas de su “Apertura de la Imprenta” (una especie de Editorial):

“Al mismo tiempo se solicita la asistencia de todas las personas instruidas en las Ciencias y Artes, se dá al Público la seguridad de que nada saldrá de la Prensa sin la previa inspección de las personas que al intento comisione el Gobierno, y que por consiguiente en nada de cuanto se publique se hallará la menor cosa ofensiva a la Santa Religión Católica, a las leyes que gobiernan al pays (sic), a las buenas costumbres, ni que pueda turbar el reposo o dañar la reputación de ningún individuo de la sociedad, a que los propietarios de la Prensa tienen en el día el honor de pertenecer”.

La situación era de esperarse pues, desde su nacimiento y hasta abril de 1810, la dirección de la Gazeta estuvo en manos españolas (u oficiales, como quiera leerse). Luego, hasta 1812, la línea editorial fue netamente “patriótica” y así sucesivamente tuvo “cambios de gobierno”, alternándose realistas y criollos en su orientación hasta la muerte del medio en 1822.

El 20 de agosto de 1941 nace en Venezuela la Asociación Nacional de Periodistas y es precisamente por "La Gazeta de Caracas" que desde 1942 empieza a celebrarse el “Día del Periodista” cada 24 de octubre. En 1965, la fecha es cambiada por el 27 de junio a raíz de un acuerdo emanado de la IV Convención Nacional de Periodistas en la que se considera a “El Correo del Orinoco” como el primer medio netamente venezolano y tribuna de los ideales de libertad. Sin embargo, la fecha de octubre quedó para celebrar el “Día del Trabajador Gráfico”.

Sea junio, sea octubre, diciembre o abril, para lo que no hay fecha es para luchar, cada quien a su manera, por la libertad. El 27 de junio de 2007 se cumplió un mes de quizás el más temerario acto de represión, de abuso y de autoritarismo del régimen que vive Venezuela: el cierre de RCTV. Sin embargo, también se cumplió un mes del nacimiento de un nuevo movimiento estudiantil, el cual no es más que el resurgir de la conciencia juvenil venezolana.

Se ha vuelto rutina que miles de comunicadores sociales, otros profesionales, estudiantes, mujeres y hombres en general, marchen o se manifiesten en todo el país en defensa de la libertad que todo ser humano tiene de expresar sus ideas, cuando le de la gana, donde le de la gana. El papel del comunicador social ha trascendido en Venezuela, tanto así, que ya no es de su exclusividad.

La crisis viene arropando al país, no sólo la económica, sino la moral y la ética, de tal manera que se tiene a un individuo que maneja los asuntos del Estado a su capricho y sin el más mínimo asomo de vergüenza. Así, Chávez compra submarinos mientras la gente se muere de hambre, se le cae su casa o sigue sin encontrar los alimentos de primera necesidad. Además, tiene el caradurismo de jactarse de que puede hacer y deshacer convenios internacionales, ergo, mandar a la porra al MERCOSUR; pues lo que en realidad pretende es crear su propia burocracia a su medida llamada Unasur.

Entonces, ¿qué hay que comunicar? En primer lugar, que por encima de las políticas gubernamentales, están las metas individuales. Que por encima de una ideología barata, desfasada, anacrónica, fracasada, está la libertad personal de elegir cada uno su propio destino, bajo la forma que mejor le parezca.

Y en segundo lugar, comunicar esas verdades para abrirles los ojos a ese “pueblo” al que se le dice que la culpa de todos sus males las tienen el capitalismo, el imperialismo, el consumismo y otros tantos “ismos”, cuando en realidad lo que tiene mal a Venezuela es el cinismo con el que se engaña a parte de la población.

El gobierno dice que “Venezuela ahora es de todos”, pero no pasa de ser un cliché que nadie se lo cree. Con el cierre de RCTV, como un inesperado bumerán, el régimen ha logrado que la comunicación sea un asunto de todos y no habrá fuerza pública, ley o Constitución a la medida que pueda impedir su ejercicio. Periodismo termina en “ismo” y debe ser por eso que Chávez tanto lo odia.

Ilustración:

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