lunes, 10 de mayo de 2010

Venezuela y su socialismo depredador

El estado en el que se encuentra la Venezuela actual es deplorable, grave y doloroso. Para propios y extraños, es una verdadera lástima que el otrora país saudita de Suramérica se encuentre sumido en una patética espiral inflacionaria, en un entorno de desabastecimiento y escasez, y en una constante fuga de cerebros.

El “modelo” que en un primer momento (hace 12 años) propuso el ex militar golpista fue –básicamente- acabar con los signos de exclusión que tuvo la alternancia del poder adeco-copeyana durante 40 años de democracia; imperfecta como todas, pero democracia. El naciente proceso bautizado como “bolivariano” llegó al extremo de cambiarle el nombre a la República y trató de convencer a la población de que los pensamientos del Libertador serían las líneas maestras de gobierno.

Sin embargo muy poco duró la ilusión, pues la orientación militarista, autoritaria y personalista resquebrajó la aparente unidad en la sociedad, y fue lo que impulsó a las manifestaciones, huelgas y posterior temporal salida de Chávez en 2002. Su regreso al poder sólo sirvió para algo: acelerar expresamente los planes de destruir todo lo que suene a “capitalismo” para dar paso a un “nuevo socialismo”, a pesar de que las experiencias en otros países, los resultados y la propia historia, demuestran el fracaso de ese tipo de sistema.

Hoy Venezuela tiene una de las inflaciones más altas del mundo (5,2% en un solo mes, abril 2010); depreciación acelerada de su “nueva” moneda; escasez de los productos de primera necesidad; persecución de empresarios sin importar la dimensión de sus actividades (hasta carniceros han sido encarcelados); expropiación de propiedades, terrenos, instalaciones productivas; graves deficiencias en la prestación de servicios elementales (energía eléctrica, agua, transporte) por desidia y mala administración; todo lo cual genera como consecuencia natural la llamada “fuga de cerebros” y –por supuesto- una constante fuga de capitales ante un panorama nada alentador.

La ceguera, ignorancia e inoperancia en materia económica es descarada cuando el mandatario “socialista” admite que ni “quemando” todas las reservas internacionales logrará hacer bajar la cotización de la divisa estadounidense en el satanizado mercado paralelo. Para colmo, el ex golpista admirador de Fidel Castro ha anunciado la creación de “corporaciones” que se encargarían de las importaciones y exportaciones del país, y otra para la construcción; es decir, darle más tamaño y más responsabilidades a ese inútil monstruo estatal creado por el régimen.

Cada anuncio, cada acción de Chávez equivale a uno o más pasos de retroceso en la historia y un alejamiento del camino del desarrollo. El llamado “socialismo” venezolano ha saqueado las arcas públicas en dimensiones (aún) desconocidas y; en la práctica, el “socialismo” chavista tiende más a la muerte que a la patria, expresadas en el eslogan sin sentido de la “revolución”.

No obstante, existe responsabilidad compartida con la oposición que lo adversa. El mandatario se burla de la población al supuestamente dedicar esfuerzos a sus seguidores en su novísima cuenta en Twitter, cuando durante 12 años ha demostrado que la opinión de la población le importa un bledo. Pareciera que hay sectores que se encuentran sumidos en un estado sólo comparable con la hipnosis, o la estupidez.

Venezuela y su gobierno de 12 años no tienen obras significativas o de dimensiones importantes como muestra de la inversión de sus multimillonarios ingresos petroleros. Por el contrario, la única tarea eficiente ha sido la devastación del país y la persecución de toda voz contraria al régimen. Cada día, las grandes alharacas de Chávez y sus ataques a todo el mundo no son suficientes para tapar las grandes desgracias del país.

Si algo es inocultable -inclusive para sus tarifados incondicionales, nacionales y extranjeros-, es que su pastiche ideológico, sus delirios de poder, son igual de mortíferos que su socialismo depredador.

Ilustración:


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