El comandante no tiene quien lo escuche
Algo que se olía a kilómetros, y desde hace dos años, era la intervención del régimen de Chávez en el sistema de televisión por suscripción, más conocido como televisión por cable. Y es que en esos mismos dos años, el crecimiento de este servicio ha sido impresionante y las empresas más fuertes han sido las que ofrecen la mayor cantidad de canales.
Dicho aumento en la suscripción no ha sido por el cacareado crecimiento económico (que sólo los funcionarios del gobierno ven); o por un (inexistente) aumento en el ingreso del venezolano; o por un lavado cerebral del “Imperio”; no. La única y fortísima razón es que cada día menos gente se cala las odiosas cadenas gubernamentales y mucho menos resisten cinco minutos escuchando a Chávez con sus largas, interminables, repetitivas y aburridas peroratas contra el “Imperio”, el capitalismo y todo lo que no sea su “revolución” y lo que supuestamente él representa.
Según lo que se ha filtrado, dentro de muy poco los canales de televisión por cable que tengan un 70% de “producción audiovisual nacional”, tendrán la obligación de pegar su señal a las latosas cadenas que unen a toda la radio y televisión por señal abierta en Venezuela, en el día, horario y por la duración que al caudillo se le antoje. “Democracia participativa”, o sea… te participo que tienes que escucharme así no lo quieras.
La cantidad exacta de estaciones que se verían afectadas no se conoce a ciencia cierta, pues hasta se dice que existen unas cuantas que pueden ser consideradas como “ilegales” por el gobierno chavista. Lo que sí se sabe, es que la “joya de la corona” en este nuevo manotazo contra los medios es Radio Caracas Televisión Internacional (RCTV), la misma que mandó a cerrar en mayo de 2007.
Sin lugar a dudas RCTV puede ser considerada como un caso de estudio, y de los más interesantes, pues su público -su fiel público- la esperó y la siguió viendo cuando su señal estuvo nuevamente al aire, pero a través de la suscripción. Tan llamativo es el caso, que a pesar de encontrarse en el cable, es una gran competidora de los otros canales nacionales en señal abierta. Como hasta lo malo tiene su lado bueno, el haber migrado de condición le permitió a RCTV mantener su crítica línea editorial, pues la directiva no ha sido sumisa políticamente hablando, ni ha accedido a las presiones de todo tipo que, es evidente, existen en las televisoras de señal abierta.
Y es que la razia contra los medios sigue adelante. Al cierre de emisoras de radio se le agregan las “negociaciones” de algunos propietarios para “invitar” a abandonar sus espacios (críticos al gobierno, claro), so pena de correr la mala suerte de otras. En este sentido, en la semana fue noticia como el periodista Nelson Bocaranda fue sorprendido al regresar de sus vacaciones. Este miércoles expresaba en su espacio en Twitter: “En medio de la tristeza por primer día en 27 años sin Runrunes en radio”.
Es que para Chávez, Venezuela es el país de las maravillas; y tiene tantas, que él las anda regalando por el mundo a sus aliados, aduladores, dictadores, porristas y demás especies políticas repelentes, como si fueran de su propiedad personal. Tan maravillosa es la situación del país, que es inconcebible que existan medios críticos, voces disidentes, pero sobretodo, mentes pensantes que puedan expresarse en medios de comunicación masiva. Las informaciones de muertos por la inseguridad, las huelgas, las protestas, el hambre, la miseria y todas esas mentiras que “algunos” dicen, tienen que ser desterradas. Sólo la voz del caudillo, líder universal y estrella de Venecia, es la que cuenta.
El régimen posee televisoras, radios, periódicos, revistas, pasquines y -para colmo- usa y abusa de las cadenas (por ley) para que todo el mundo “ajuro” escuche los cantos de sirena oficiales de paz, amor, felicidad y bonanza económica. Pero qué cuesta arriba se ha vuelto esta “misión”, van 10 años y todavía el “pueblo” (no tarifado) no se traga sus cuentos. Es que a pesar de todo y de todos, el comandante no tiene quien lo escuche.