lunes, 31 de julio de 2006

Los dulcitos de Chávez

“Yo no veo el noticiero en la televisión, yo no leo periódico. Total, siempre pasan la misma m…. Yo veo el canal Disney para no estresarme...” (declaración fresquita de una caraqueña, clase media, sobreviviente, doliente de la “revolución”). Cuando la escuché, que no es la primera vez, sólo me sonreí. Tiempo atrás, con una versión parecida, me carcajeé porque sonó como chiste. Ahora no; es una palurda realidad. No es casualidad que entre los “artículos de consumo” de mayor demanda se encuentren los antidepresivos, los antigripales y los antidiarreicos.

Y ahora ni para endulzarse la vida tiene el venezolano. Ya van semanas que la escasez de azúcar tiene a más de uno amargado. Otro ítem que se agrega a la lista de bienes que tienen un “mercado negro” en el país. Desde que se implantó el absurdo control de precios, la producción y/o distribución y/o comercialización de muchos productos no es negocio para nadie. Por lo tanto, el gran abastecedor termina siendo el Estado, pero como para eso tampoco sirve, sólo queda el conformismo y la desilusión alimentada por la ineptitud gubernamental.

Con tantos miles de millones de dólares de ingresos por el petróleo, con tanto convenio inútil firmado con la hermana república del otro lado del mundo, y ahora, con tanta habladera de pistolada sobre el desarrollo de la energía nuclear, y no se sabe lo elemental de administración doméstica para que los hogares tengan (siquiera) un kilo de azúcar. Bueno, alguna vez Chávez reconoció que su experiencia se limita a administrar una cantina…

Como si no fuera suficiente el tomar café amargo, el tener que soportar que todo el mundo se aproveche de la escasez de azúcar para justificar aumentos de precios -así sea un corte de cabello-, hay que sufrir estoicamente las declaraciones de los funcionarios gubernamentales que no andan de viaje con su líder, de los arribistas o de otros individuos de los que no se tiene idea qué pintan o qué méritos tienen para abrir la boca.

Por ejemplo, escuchar al jefe del comando de campaña de Chávez, Francisco Ameliach, es todo un poema. Según él, “en la estrategia para vencer ya hay tres enemigos identificados: el Gobierno de Estados Unidos, el triunfalismo del chavismo y el Registro Electoral”. Para todos aquellos lectores que tengan sus neuronas funcionando y bien ubicadas, el comentario natural es una grosería autóctona, ya sea en modo de interjección o como recordatorio de un familiar ascendente de Ameliach.

¿Qué carajo tiene que ver Estados Unidos con Venezuela (además de ser el principal comprador de su petróleo) en esta campaña electoral? ¿Cuál es la obsesión enfermiza, casi sexual, de Chávez con ese país, con Bush, con los gringos?... y así otras tantas preguntas más que cualquier venezolano (en sus cabales, claro está) hace como catarsis diariamente. Es que los temas que ventila (o pretender ventilar) el gobierno rayan con la estupidez; tanto, que cuesta creerlo.

Hasta hoy (31 de julio) Chávez seguía con su turismo “antihistórico”, reuniéndose con lo más graneado de los gobiernos o regímenes despreciados del planeta; firmando convenios, emitiendo declaraciones y vociferando contra el “Imperio” con tanta convicción, que cualquier día de estos empuña un sable fosforescente, luminoso, lo agita en el aire y en medio de una cadena por radio y televisión dice “que la fuerza mesma nos acompañe”.

Siempre que el “revolucionario” anda turisteando por el mundo, llevando su mensaje de paz y amor, es que alguna tarea les dejó a su subiditos para que se la entregaran a su regreso, con lazo de cinta roja y todo. El “regalito” seguro tendrá que ver con un “combo electoral”: registros, votantes, reglas de juego a su medida, observadores, testigos, etc., o sea, todo lo necesario para hacerle creer al mundo que se vive una democracia en Venezuela. Un sistema de gobierno tan maravillosamente perfecto y con el que la gente está tan de acuerdo, que no es necesario que el “aspirante” deje el cargo, ni que se aproveche de los recursos del Estado, ni siga inaugurando lo in-inaugurable.

Todo esto que parece mentira es verdad. Todo esto que un lector foráneo puede creer que es una burda campaña en contra de Chávez, es la amarga realidad. En Venezuela todos saben -hasta los chavistas- que no es capricho ni mentira hablar mal del gobierno. Faltan pocos días para que el “líder” regrese de su gira universal. Supongo que algo nos traerá. Con suerte, puede que sean hasta algunos dulcitos con mucha azúcar de Bielorrusia, de Irán, de Vietnam… tan considerado él.




lunes, 24 de julio de 2006

Alpargatazo por el buche

Mientras Chávez anda en Bielorrusia ofreciendo –para variar- los más inesperados apoyos y retratándose junto al presidente Alexander Lukachenko, considerado el “último dictador de Europa”, en Venezuela mucha gente culminó su fin de semana largo con un fresquito raro en la garganta… un raro “no se qué” que tiene toda la pinta de caer dentro de un “efecto bola de nieve”… y no es para menos.

Un programa nocturno, del canal de noticias venezolano más detestado por el gobierno, presentó a Benjamín Rausseo, un artista cómico, próximo a graduarse como abogado, mejor conocido como “Er Conde del Guácharo”. Quien en Venezuela no sepa quién es, quien no se haya -sin exagerar- meado de la risa con sus chistes, no conoce la idiosincrasia del país (incluyendo a los mojigatos que se horrorizan de su humor). Es que “Er Conde” es eso: la gente, su manera de ser, sus alpargatas y mucho más. Pero ojo, no lo presentaron como comediante sino como candidato a la presidencia de la República. ¿Otra joda más de él? No, aparentemente no. Habló, expuso algunas ideas pero, sobretodo, le dejó a los espectadores el “puede ser” grabado en la mente.

Fue inevitable verlo y oírlo sin tener previamente una sonrisa en la cara, como esperando a que soltara alguna de sus ocurrencias (cosa que hizo de vez en cuando), sólo que en esta oportunidad lo que dijo lo hizo con ingenio, con una rara seriedad en él y con alto contenido de la realidad. Las respuestas al panel de estudiantes universitarios fueron simples (sin llegar al simplismo), cortas y con un grado de raciocinio que hasta el más bestia pueda entender. Fue tan bueno, que resulta hasta peligrosísimo para el gobierno y para la oposición. Veamos por qué:

Para el gobierno porque implica una sopa de su propio chocolate. Chávez está acostumbrado a que en siete años hace lo que quiere, la oposición patalea, grita, se queja, marcha, y todo eso a él le importa un carajo. Tanto, que se ríe en la cara de todo aquel que le reclame. Es más, dado que los que le reclaman lo hacen histéricamente (sin conseguir nada, por supuesto), la respuesta del dictador viene cargada de sorna y descaro. Ahora resulta que le salió alguien que en estos siete años de (des)gobierno ha venido haciendo reír a la gente de las mismas situaciones que la mantiene asfixiada.

Es fácil prever que cualquier ataque o descalificación de Chávez contra Rausseo seguramente será respondida con el ingenio del humorista, pero con el halo de candidato que lo hará subir en cualquier encuesta, ante cualquier público. La identificación del venezolano -harto de un gobierno que se burla de él, que se cree omnipotente- con este “outsider” en la política, será inevitable.

Hasta divino sería que el cachorro de Fidel Castro tenga su final de la misma manera; es decir, que alguien le gane por haber recibido todo el voto con carga emotiva, con todo el “te voy a joder” que Chávez recibió en las elecciones de 1998, cuando los votos en contra de los partidos tradicionales (AD y COPEI) lo llevaron a la presidencia. Igualito que Fujimori en 1990, cuando los peruanos decidieron votar por alguien distinto, “Er Conde” es la oportunidad perfecta para tumbar a Chávez en las urnas… claro, siempre y cuando las elecciones sean limpias, cosa que todo el mundo duda.

A la oposición venezolana la cosa también se le pone “pelua”. Supuestamente, dentro de menos de tres semanas se realizarán las “primarias” para elegir un candidato “único” de oposición, lo que ya suena ridículo si tomamos en consideración que existen personas que no se piensan medir y que se lanzarán por fuera (incluyendo al propio Rausseo), y que competirán con el supuesto abanderado “contrarrevolucionario”. Desde hoy hasta el 13 de agosto, “Er Conde” puede aglutinar tal cantidad de apoyo, tal cantidad de gente que crea en él (sea cuales fueren los motivos) que el ganador de las “primarias” saldrá deslegitimado sin haber llegado a la elección presidencial.

La oposición venezolana se dice seria pero ha venido poniendo la cómica desde hace tiempo. Ahora existe una persona que es abiertamente cómica, pero que quiere trabajar en serio y, para rematar, es un empresario exitoso, profesional, de origen humilde… todo un imán para captar votos.

¿Vale la pena creer en Rausseo? ¿Es otra muestra surrealista de la Venezuela de hoy? Creemos que no. Hasta creemos que es el candidato perfecto para la tragedia perfecta venezolana. Una manera de hacer catarsis hasta riéndose; mil veces preferible a la dolorosa ironía de ver como el régimen destruye este país sin que nadie mueva un dedo.

Eso sí, a cuidar al candidato. Dios lo proteja de accidentes extraños, de enfermedades repentinas o gatillos alegres, que inesperadamente puedan aparecer cuando las encuestas acerquen a “Er Conde” a su “reino”. Chávez jura y perjura que sacará en diciembre “10 millones de votos por el buche”. Quien quita que, en el momento menos pensado, lo que consiga es un tremendo alpargatazo por el buche. Amén.



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lunes, 17 de julio de 2006

Pendejicidio

“El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, dice un refrán conocido. ¿Dos veces solamente? ¿Y el que tropieza más de dos? ¿Y el que se la pasa en eso? ¿Será que no es animal sino una especie distinta? ¿O sólo es un simple y silvestre masoquista?

Si de tropiezos, caídas, patadas y demás yerbas se trata, la coyuntura venezolana es un cuadrilátero de boxeo en el que el arbitro es también el juez, el que toca la campana, el aguatero y hasta la niña escultural y bonita que pasea con el cartelito sobre la lona. Lo más enigmático de todo es que la sociedad venezolana se ha acostumbrado a vivir en una realidad masoquista, tragicómicamente aletargada… sin reaccionar siquiera con las cachetadas de su bizarra realidad.

Y no es para menos. La sociedad venezolana vive bombardeada con dichos y hechos que la tornan kafkiana, hasta el límite de discutir quién o quiénes son los tontos de la historia. Por ejemplo, este sábado 15 de julio el autocalificado “Comando Nacional de la Resistencia” (suponemos que es un grupo que se resiste a algo), realizó una marcha (¿?) hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE) para “reclamar” condiciones limpias para las próximas elecciones presidenciales de diciembre. Quienes algún comentario hicieron sobre este “fabuloso” despliegue humano, coincidieron plenamente: “…cuatro pendejos marchando”.

Para matizar la novela, afectos al gobierno chavista han convocado para este 20 de julio a “una movilización nacional hacia la Embajada de Israel en Venezuela en solidaridad con Palestina”. Al ser consultada sobre el conflicto en esa parte del mundo, la coordinadora general de esta marcha respondió que “detrás de todo lo que ocurre en el Medio Oriente está el imperialismo norteamericano que tiene como aliado principal al sionismo… (y que)… Israel ha sido armado hasta los dientes, asesinan a mansalva con la anuencia de organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU)”. Toda una perla. ¿Marcharán “cuatro pendejos” como el sábado… o más?

Estoy seguro de que si se hiciera un estudio –y sólo en Caracas- para determinar cuánta gente sabe lo que sucede entre Israel y Palestina, los resultados serían proporcionales a la cantidad de gente que sabe clonar pollos en los gallineros verticales que promovió el gobierno (¿todavía existen?). Es que, a quién le importa lo que sucede en la casa del vecino, cuando la suya se cae a pedazos, no hay que comer y para colmo “manos extrañas” se roban el ingreso familiar. No hay que ser muy genio para inferir eso, pero sí bastante idiota para ignorarlo.

Y si seguimos hablando pendejadas, ¿dónde dejamos la próxima gira mundial del líder de la “revolución”, del Mesías del socialismo del siglo XXI? Según declaraciones del propio Chávez, el paseíto que disfrutará (¡hasta el 2 de agosto!) y que lo llevará a Medio Oriente, África y Asia (con una escala segura, de ida o de vuelta, en Cuba) está enmarcado dentro de un esfuerzo por “salvar al mundo”. Dios!!! Qué suerte tener este paladín universal!!!

Por cierto, pobre de aquel que ose pensar que esta gira tiene algo que ver con la búsqueda de votos para el puesto TEMPORAL en el Consejo de Seguridad de la ONU. Nada que ver, sucia mente, pérfido mortal, contrarrevolucionario apestoso. En Venezuela hay tanta paz, además de petróleo, que es menester del Bolívar redivivo ir por el mundo compartiéndola. Por ello –de paso- hay que apoyar los berrinches de López Obrador en México, y las aspiraciones del picapiedra guerrillero Daniel Ortega en Nicaragua (ya que el mamarracho Humala en el Perú, felizmente, perdió).

Mientras esto acontece, la PENDEJA oposición venezolana (así, con mayúsculas) se dedica a fragmentarse, dividirse, distanciarse y otras cosas más que alimentan su mayúscula calificación. Si no es por los “precandidatos” que no se ponen de acuerdo y que les importa un pito la unidad, es por la gente que se autoproclama de oposición pero que no mueve un dedo para demostrarlo. Es que ser de oposición de corazón sólo sirve para permitir que “otros” hagan los que les da la gana, y cuando les da la gana.

Ante tanto pendejo suelto, la solución sine qua non es un pendejicidio masivo, rápido y fulminante (y esto no es terrorismo ni contrarrevolucionario). ¿Cómo, cuándo? Ni idea. Pero tranquilos, que el ser “así” no es hereditario; por lo tanto, si Chávez termina su mandato (el 2031, según él) y alguno de sus hijos(as) postule a, o herede, la presidencia, la futura oposición venezolana -con suerte- puede ser que no ande pensando en marchitas, o que se quede sentada viendo el mundial (porque será en 2032), o crea en pajaritos preñados. Si se le pide con mucha fe al propio Chávez, a lo mejor, los deja pensar.


NdR: Al contrario del Perú, en Venezuela, pendejo es la forma coloquial de “hombre tonto, estúpido”.